Pero como el trabajo de Carlos no se sabe últimamente a donde lo llevará, pasado un tiempo, ha aterrizado en Lomé, Togo. Aquí resulta que se habla francés y a él lo mismo le daba una que otra porque habla lo mismo de las dos, osea nada. Ahora se ríe al recordar los nervios y las preocupaciones del principio, cuando llegó a la capital Togolesa y un señor lo recogió en el aeropuerto, lo acompañó al hotel a donde iba a alojarse, pero por poco tiempo,según, le dijeron: Unas tres semanas que se convertirían en más de siete meses.
Recuerda situaciones que vivió en las que, a base de repetir fuerte y claro en español pretendía que le entendiesen los trabajadores en su empresa o los empleados de los lugares que solía frecuentar como los del hotel por ejemplo, a donde llegó un día a almorzar con poco tiempo, pidió una hamburguesa porque le pareció que sería lo más rápido de preparar, y su chófer lo recogería a las "tres" en punto. Pero tanto repitió lo de las tres que le sirvieron "tres" langostinos eso si a las "tres" en punto, ni un minuto más ni uno menos.
Al principio él se resistía a hablar la lengua gala, así que la gente a su alrededor fue aprendiendo poquito a poco algo de Español. Le pasó como a aquel portugués del poema de Moratín, que alucinó con que todos los niños de francia supieran hablar francés, con lo que a él le costaba. Pues mi marido igual.
Pero Carlos es una persona abierta, comunicativa, simpática, que necesita relacionarse con los demás y que tiene una facilidad para conectar con la gente increíble y que poco a poco, eso si muy poco a poco porque ya se sabe que esto es Africa, ha ido aprendiendo su poquito de francés, un francés peculiar y único, con una mezcla de acentos, rara. Él habla francés con acento extremeño-andaluz y reminiscencias valenciá. Los primeros por su procedencia, lo segundo por el tiempo pasado en la casita de la playa y en el restaurante Ramatou con su amigo Paco que es valenciano al igual que buena parte de la clientela de este lugar y además de esta mezcla de acentos y palabras en gbé la lengua africana que hablan entre ellos los nativos en esta parte del continente, él además lo acompaña todo de sonidos onomatopéyicos de todo lo que se pueda imitar, sea los sonidos de animales para pedir su carne, que los problemas intestinales que ya se sabe que por estas latitudes son frecuentes etc...
Pero ahí está adaptándose y mejorando día a día hasta el punto de pedírsele que de un pequeño discurso en una cena. Si, la empresa dio una cena a un equipo de trabajadores por no haber tenido accidentes a la que yo fui invitada y antes de empezar hubo unas palabras de los jefes franceses. A continuación Carlos empezó a calentar al personal, varias mesas de trabajadores africanos que sumaban casi cien personas y que se mueren de risa con él; exigiendo unas palabras del jefe de seguridad Ange, un joven también africano prudente, discreto y educado que no tenía pensamiento ni quería dar discurso alguno, pero que se vio obligado por la insistencia de todos, ya que Carlos a su espalda osquertaba al personal. El jefe de seguridad dijo unas palabras, porque no le quedó otra y le devolvió la pelota a Carlos pero ahora el personal al ver la primera negación de Carlos empezaron a gritar su nombre, a golpear la mesa con las manos los vasos y hasta patear algunos entre carcajadas para hacer más ruido si esto era posible. No le quedó otra que pedir silencio a cambio de dar él también un discurso porque los casi cien compañeros africanos a los que se habían unido los franceses y hasta yo no le dejabamos otra opción.
Así que en su cada vez más "amplio" vocabulario francés les dijo que iba a decir "unas palabras" y cuando el personal guardó silencio a la expectativa, el largo sus palabras y esto fue literal: Cadena, chapa, llave y soplete. Cuatro palabras más o menos utilizadas en el trabajo y que no le había quedado más remedio que aprender hacía tiempo. Os podéis imaginar la reacción del personal y según tengo entendido a partir de ese día en la obra esas palabras son dichas por los trabajadores al paso de Carlos, al que adoran.
sábado, 26 de octubre de 2013
viernes, 25 de octubre de 2013
LA BARRERA DEL IDIOMA I
El idioma de Carlos es el español claro como el de la mayoría de españoles,y hasta ahora, como que no había tenido necesidad de hablar o aprender otro. El ha trabajado en España normalmente y salvo salidas puntuales a lugares cercanos como Portugal alguna vez, cuando nuestras hijas eran pequeñas, lo normal era que no saliese del país. En los últimos años las cosas han cambiado y ha tenido que salir fuera; pero como estos lugares a los que ha tenido que ir eran de habla española, pues no había tenido problemas con el idioma. Primero fue México después Chile... Hasta ahí bien. Pero el año pasado tuvo que ir una semana a Londres y ahí empezaron sus primeros problemillas con la cosa de la comunicación hablada.
Si hubiese podido llevarse a una de nuestras hijas como interprete lo hubiese hecho eso está claro, pero no pudo ser, así que solo y sin idea de inglés marcho a United Kingdon. Allí se desenvolvió como mejor pudo, llamaba a las niñas de vez en cuando para alguna duda, como ellas le habían aconsejado cuando en el aeropuerto, lo notaron nervioso en la despedida.
El principal problema para él era pedir la comida así que en el burguer más cercano a su hotel en pleno centro de Londres se dispuso a cenar por aquello de evitar desplazamientos innecesarios. Pero él que no es de comida rápida sino de tapeo, no estaba nada contento con este tipo de comida. Así que yo que había hablado unos minutos antes con él, lo hacía sentado ante un menú completo en un local de una cadena de comida rápida muy famosa, !vamos el Macdonald! y me llama de nuevo ( Cuando está en algún sitio sin haberse adaptado todavía, nuestra comunicación es permanente).
-! Ana!. ! A ver si sabes a donde estoy?... Eso muy contento.
Cosa que me extrañó, estando en el susodicho restaurante como yo pensaba. Yo puse a mis neuronas a trabajar y até cabos: Contento... Macdonald descartado, El brithis descartado como la National Gallery...
-En un bar...?
-Hombre claro!! El encontraba la pregunta un poco absurda.
-Pero, a ver si sabes como se llama el bar... Cada vez más contento.
-Ni idea Carlos. Mis neuronas se habían dado por vencidas.
-Sevilla mía!!!!! Él ya euforico, yo oyendo flamenqueo de fondo.
-A ver si sabes que estoy bebiendo???
-Una cerveza?
-Una cruzcampo con unas aceitunitas y una tapita de queso...
Luego me dicen a mi que lo de la ley de la atracción es un rollo. Y yo me pregunto todavía, como encontró en pleno centro de Londres un bar español, al estilo de Sevilla y con cerveza Cruz Campo. Cuando personas que frecuentan esta ciudad y la conocen bien no conocen este local. Es el poder de la mente estoy segura o las fuerzas del universo o que sé yo.
Bueno pues durante los días pasados en la capital inglesa los problemas de comunicación no faltaron como es normal. Pero él le puso voluntad aprendió vía telefónica a pedir una hamburguesa con una cerveza para no tener problemas y no tener que comer lo que al personal de la famosa cadena se le metiese en los ...En la cabeza. Pero los que hemos acompañado a nuestros hijos a estos lugares durante años sabemos que nada es tan fácil como parece: Que sin adentrarnos en los nombres de los menús, solo en el tamaño del refresco de las patatas o de la hamburguesa, eso sin hablar de complementos, de salsas y postres, las preguntas que te hacen son infinitas.
Así que cuando el soltó su petición aprendida de memoria vía telefónica y el dependiente empezó a hacerle preguntas infinitas...
El teléfono sonando en casa:
-Anaaa... Él mosqueado.
-Que pasa Carlos?
-Otra vez he tenido que comer lo que al tío del Macdonald le ha salido de los...( De la cabeza).
Continuará...
Si hubiese podido llevarse a una de nuestras hijas como interprete lo hubiese hecho eso está claro, pero no pudo ser, así que solo y sin idea de inglés marcho a United Kingdon. Allí se desenvolvió como mejor pudo, llamaba a las niñas de vez en cuando para alguna duda, como ellas le habían aconsejado cuando en el aeropuerto, lo notaron nervioso en la despedida.
El principal problema para él era pedir la comida así que en el burguer más cercano a su hotel en pleno centro de Londres se dispuso a cenar por aquello de evitar desplazamientos innecesarios. Pero él que no es de comida rápida sino de tapeo, no estaba nada contento con este tipo de comida. Así que yo que había hablado unos minutos antes con él, lo hacía sentado ante un menú completo en un local de una cadena de comida rápida muy famosa, !vamos el Macdonald! y me llama de nuevo ( Cuando está en algún sitio sin haberse adaptado todavía, nuestra comunicación es permanente).
-! Ana!. ! A ver si sabes a donde estoy?... Eso muy contento.
Cosa que me extrañó, estando en el susodicho restaurante como yo pensaba. Yo puse a mis neuronas a trabajar y até cabos: Contento... Macdonald descartado, El brithis descartado como la National Gallery...
-En un bar...?
-Hombre claro!! El encontraba la pregunta un poco absurda.
-Pero, a ver si sabes como se llama el bar... Cada vez más contento.
-Ni idea Carlos. Mis neuronas se habían dado por vencidas.
-Sevilla mía!!!!! Él ya euforico, yo oyendo flamenqueo de fondo.
-A ver si sabes que estoy bebiendo???
-Una cerveza?
-Una cruzcampo con unas aceitunitas y una tapita de queso...
Luego me dicen a mi que lo de la ley de la atracción es un rollo. Y yo me pregunto todavía, como encontró en pleno centro de Londres un bar español, al estilo de Sevilla y con cerveza Cruz Campo. Cuando personas que frecuentan esta ciudad y la conocen bien no conocen este local. Es el poder de la mente estoy segura o las fuerzas del universo o que sé yo.
Bueno pues durante los días pasados en la capital inglesa los problemas de comunicación no faltaron como es normal. Pero él le puso voluntad aprendió vía telefónica a pedir una hamburguesa con una cerveza para no tener problemas y no tener que comer lo que al personal de la famosa cadena se le metiese en los ...En la cabeza. Pero los que hemos acompañado a nuestros hijos a estos lugares durante años sabemos que nada es tan fácil como parece: Que sin adentrarnos en los nombres de los menús, solo en el tamaño del refresco de las patatas o de la hamburguesa, eso sin hablar de complementos, de salsas y postres, las preguntas que te hacen son infinitas.
Así que cuando el soltó su petición aprendida de memoria vía telefónica y el dependiente empezó a hacerle preguntas infinitas...
El teléfono sonando en casa:
-Anaaa... Él mosqueado.
-Que pasa Carlos?
-Otra vez he tenido que comer lo que al tío del Macdonald le ha salido de los...( De la cabeza).
Continuará...
jueves, 24 de octubre de 2013
PEPE
Por las mañanas cuando Carlos se iba a trabajar, me preparaba un café y me sentaba ante el ordenador, pero el último mes, algo alteró mi rutina y ese algo era Pepe llamando a la puerta, bueno arañando la puerta de la casita de la playa.
Al principio yo sabía que venía por la comida, traía mucha hambre, pero luego empezó a venir desayunado de casa y a pesar de no tener hambre seguía viniendo a estar conmigo o simplemente a saludarme. Algunos días venía acompañado de un grupo de perros del poblado. Cuando nos saludábamos, veía a los otros perros que lo miraban desde lejos porque no se atrevían a acercarse y es que la relación perro hombre no es muy cordial (Veáse la Excursión a Vogan III el desenlace ) y le decía:
-Pepe corre con tus amigos, que te están esperando!
Salía corriendo hacia los otros perros y cuando llegaba a su lado se volvía a mirarme y me lanzaba dos ladridos a modo de despedida. Yo pienso que me entendía.
Algunos días aparecía a media mañana con sus amigos y me recordaba a los niños pequeños cuando traen a sus amigos a casa para mostrarles algo de lo que están orgullosos. Después de una visita rápida corría de nuevo con los demás. Y durante una semana apareció con una amiga con la que compartió su comida. Era una perrita en celo a la que seguían un nutrido grupo de admiradores y a la que Carlos bautizó llamandola Matilde. El por qué eligió este nombre no lo sé pero al segundo día la llamábamos Mati, mucho más familiar donde va a parar...
Pienso que los animales nos dan mucho más de lo que nosotros les damos a ellos y ¿sabeis qué? A veces veo en ellos miradas y gestos de personas que ya no están entre nosotros.
P.D. Uno de los libros de esta temporada en la casita de la playa ha sido "Maldito Karma" de David Safier, os lo recomiendo y quizás no sea yo la única que pienso eso de los animales.
miércoles, 23 de octubre de 2013
VISITA A LA MAISON BETHANIE
Hay un día de mi estancia en Lomé que recordaré con especial cariño y que siempre agradeceré a Rocio, una amiga que se acordó de mi, al organizar una visita a la Maison Bethanie. Esto es un orfanato de niños con pocos recursos a los que cuidan un grupo de personas que hacen las veces de familia.
Ese día recibirían material venido desde España y reunido por un grupo de gente estupenda que está trabajando en Lomé a los que yo acompañé.
Me encantó conocer a los pequeños y lo pasé en grande con ellos que son muy, muy cariñosos y se pusieron muy contentos con aquellas cosas que les llevaron.
No se si para ellos es demasiado bueno recibir estas inesperadas visitas que aunque le alegren un rato se marchan y los dejan de nuevo con su vida después de alterar su rutina y su tranquilidad.
Nada más llegar sentí como unas manitas cogían las mías y como no las soltaron en un buen rato. Me movía de un lado a otro con dos pequeños cogidos de mis manos. Conocí a una niña con muchos problemas de salud que lleva allí un año viviendo y Cecilia una amiga, además de una persona estupenda y voluntaria del centro me contó como había evolucionado en ese año pasado en la Maison Bethanie. Cuando llegó ni siquiera caminaba, pero ahora iba de un lado a otro en su mundo. Yo la observaba mientras me hablaban de ella y la vi alrededor de un barreño de ropa aspirando el olor a jabón y tanto le gustó que se metió dentro de él en un segundo de descuido nuestro. A pesar de ser autista, le gustaba el contacto y que la cogiese en brazos, lo mismo se acercaba para que la cogiese que al momento pedía que la soltara.
El momento más divertido para mi fue cuando las personas que habían organizado la entrega de materiales se hacían fotos del evento y como naturalmente yo no formaba parte del grupo, no me parecía bien aparecer en esas fotos y decidí ir con los niños a charlar, jugar con ellos y hacerles fotos.
Me enseñaron a desgranar maíz como lo hacen ellos posaron para mi como auténticos modelos y algunas de las de las niñas me pidieron la cámara porque les hacía ilusión hacer ellas alguna foto y resultaron ser unas profesionales de las instantáneas... vamos que se perdieron por el recinto a donde jugaban los demás niños y no pararon de fotografiarlo todo y a todos incluida yo. Pero a donde de verdad demostraron su profesionalidad tras la cámara fue fotografiando a un "Winnie the Pooh" de plástico que acostaron en un cochecito de capota y al que le hicieron un book completo. Se lo pasaron bomba. Yo más que ellos. Ojalá algún día pueda volver y ser algo más que una visita.
Ese día recibirían material venido desde España y reunido por un grupo de gente estupenda que está trabajando en Lomé a los que yo acompañé.
Rocio repartiendo caramelos. |
No se si para ellos es demasiado bueno recibir estas inesperadas visitas que aunque le alegren un rato se marchan y los dejan de nuevo con su vida después de alterar su rutina y su tranquilidad.
Cuando empezó el reparto de caramelos fue a buscar a su hermanita para que cogiera algúno. |
Nada más llegar sentí como unas manitas cogían las mías y como no las soltaron en un buen rato. Me movía de un lado a otro con dos pequeños cogidos de mis manos. Conocí a una niña con muchos problemas de salud que lleva allí un año viviendo y Cecilia una amiga, además de una persona estupenda y voluntaria del centro me contó como había evolucionado en ese año pasado en la Maison Bethanie. Cuando llegó ni siquiera caminaba, pero ahora iba de un lado a otro en su mundo. Yo la observaba mientras me hablaban de ella y la vi alrededor de un barreño de ropa aspirando el olor a jabón y tanto le gustó que se metió dentro de él en un segundo de descuido nuestro. A pesar de ser autista, le gustaba el contacto y que la cogiese en brazos, lo mismo se acercaba para que la cogiese que al momento pedía que la soltara.
Ella iba y venía en su mundo. |
El momento más divertido para mi fue cuando las personas que habían organizado la entrega de materiales se hacían fotos del evento y como naturalmente yo no formaba parte del grupo, no me parecía bien aparecer en esas fotos y decidí ir con los niños a charlar, jugar con ellos y hacerles fotos.
Ellos me enseñaron a desgranar maíz. |
Me enseñaron a desgranar maíz como lo hacen ellos posaron para mi como auténticos modelos y algunas de las de las niñas me pidieron la cámara porque les hacía ilusión hacer ellas alguna foto y resultaron ser unas profesionales de las instantáneas... vamos que se perdieron por el recinto a donde jugaban los demás niños y no pararon de fotografiarlo todo y a todos incluida yo. Pero a donde de verdad demostraron su profesionalidad tras la cámara fue fotografiando a un "Winnie the Pooh" de plástico que acostaron en un cochecito de capota y al que le hicieron un book completo. Se lo pasaron bomba. Yo más que ellos. Ojalá algún día pueda volver y ser algo más que una visita.
Este fue el protagonista del reportaje del día, por las jóvenes fotógrafas. |
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