Por todo esto quiero escribir esta entrada dedicándola a los recuerdos de nuestra estancia en Togo, que han sido muchos y muy buenos: la casita de la playa, los lugares como Lomé, sus calles y mercados, sitios preciosos a donde acudimos los domingos, como Palimé o Aneho, poblados como Vogan que dieron para tanto en este blog, anécdotas simpáticas de Carlos, otras no tan simpáticas que me sucedieron a mí pero que a pesar de todo nos hemos reído con ellas... Pero como he dicho en otras ocasiones lo más importante son las personas y aquí hemos dado con muchas y buenas, que nos hicieron nuestra estancia muy , muy agradable, compañeros de trabajo de Carlos, empleados de los lugares que frecuentamos, amigos...
Durante mi primer mes el Ramtou plage se convirtió en nuestra casa y Paco su dueño en nuestra familia, estuvimos en contacto permanente y compartimos horas de risas, de bromas, payasadas de él y de Carlos que Sena y yo no olvidaremos jamás, porque es dificil olvidar tantos ratos pasados juntos riéndonos hasta las lagrimas, o verla a ella junto a Carlos ante la pantalla viendo al betis y oyendola gritar:
De la casita de la playa, que decir... Que siempre agradeceré haber vivido en ella a pesar de los problemillas domésticos, o de los acabados que nunca llegaron, porque quizás sin ellos no habría surgido este blog. Mente positiva, siempre mente positiva...
De las amistades que quedarán siempre en nuestro corazón y algunas seguro que en nuestras vidas, que nos acogieron al llegar y nos lo hicieron todo mucho más fácil.
De las amistades que quedarán siempre en nuestro corazón y algunas seguro que en nuestras vidas, que nos acogieron al llegar y nos lo hicieron todo mucho más fácil.
Y de mi amigo Pepe, que ha sido incondicional hasta el final y hasta se entristeció con mi marcha. Como me ha ocurrido a mi al separarme de él.
Resumiendo, que ha sido positivo y no cambiaría ni un minuto de los pasados en esta tierra y con la gente que se ha cruzado en nuestras vidas, gracias a todos.