Van pasando los días y nos vamos creando una rutina, ya ha pasado casi un mes desde mi llegada y la casita va mejorando eso si poquito a poco. Tenemos cortinas muy monas y muy étnicas, el microondas que estaba apoyado sobre una caja de cartón ya está sobre una balda muy rústica y también muy mona. Pero hay un problemilla, que al estar más alto el cable no llega al enchufe además de que la alargadera que tengo no sirve para ponerla directa a la pared. Porque con los enchufes pasa como con los idiomas en cada sitio es distinto: México, Chile, Reino Unido, Togo, cada uno el suyo. Cuando se llega a un sitio tienes que comprar adaptadores, que es lo mismo que el traductor o el diccionario para la cosa de la lengua. Bueno resumiendo que tuve que empalmar tres alargaderas que atravesaban el salón como la diagonal a Barcelona.
Pero esto ha sido cosa de pocos días.
También nos han puesto un grifo fuera para que en las tardes calurosas de verano reguemos el suelo del porche, el día que tengamos porche. Ese es otro de los acabados pendientes como la valla de alrededor de la casita para darnos un poquito de intimidad. Porque poco después de ponernos el grifo de fuera yo hablaba con Carlos por teléfono y oí el sonido del agua corriendo, me asomé y vi a un señor con pinta de rastafari cogiendo agua y dió el hombre unos pocos de viajes ante mi asombro. Se ve que el hombre es de por aquí cerca, porque no tardaba en ir y volver. Me da pena que le cortaran al hombre el rollo y el suministro pero claro que si lo hubiesen dejado y se corre la voz por el poblado.
Carlos que no se parece a mi en lo de la mente positiva, tampoco le ha dedicado el tiempo a leer sobre estos temas como una, él cree que para cuando esté el porche y la valla nosotros no estaremos aquí, es más negativo!, lo peor es que va a llevar razón.
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